“Luchemos
por ser (con Jesucristo) signos de resurrección…”
Sem.
José Gilberto Ballinas Lara
SemCat. El pasado viernes, el Presbítero Rodrigo Luna
Luna celebró su aniversario sacerdotal número 38 en medio de grandes muestras
de agradecimiento a Dios por este hecho. Por esta razón, le presentamos a
continuación el resultado de una entrevista que el Padre Rodrigo nos concedió:
“Soy originario del estado de Zacatecas. Soy el
segundo de seis hijos de la familia Luna Luna. Mi padre, Juventino Luna Alba
murió teniendo yo nueve años de edad, y mi Madre, María Luna Miramontes murió
20 años después de mi padre, teniendo yo tres meses de haber sido consagrado
sacerdote.
Recuerdo que a los 12 años tuve la inquietud de consagrar
mi vida al ministerio sacerdotal; para esto, tuve que trasladarme a otro
municipio para cursar mis estudios primarios. En ese lugar tuve la oportunidad
de conocer una “casa apostólica”, y sin ser alumno frecuenté esta institución.
Conté con la ayuda de los Padres de esa casa de formación, lo que fortaleció
aún más mi vocación. Fue con la ayuda del párroco de ese lugar como pude
ingresar al “Seminario”, para estudiar 4 años de humanidades, 3 de filosofía y
5 de teología.
Antes de ser ordenado sacerdote, participé en una
misión en el municipio de Ocozocuautla acompañado de 10 misioneros, ya que la Diócesis
de Zacatecas apoyaba a la de Tuxtla en la parroquia de “San Juan Bautista” de
este municipio.
Regresé a terminar mis estudios, y después de haber
sido ordenado Presbítero solicité venir a ayudar a esta diócesis. Me
concedieron el permiso y desde el 15 de septiembre de 1971 inicié mi labor en
Ocozocoautla que duró alrededor de 27 años. Atendía a Berriozábal los fines de
semana; pero, con el tiempo también fue erigida la parroquia de este municipio,
lo que hizo que mi labor se centrara totalmente en Ocozocoautla junto al Padre
Roberto.
Después de un año, el Padre Roberto tuvo que abandonar
la parroquia y yo asumí el cargo de párroco. Por supuesto que no quedé solo,
pues me estuvieron mandando vicarios y
diáconos de esta diócesis, y muchos de ellos terminaban su formación en esta
parroquia para luego ser ordenados sacerdotes. En su momento, me llegó la
invitación para colaborar en el “Seminario Mayor de Tuxtla” como director
espiritual. La acepté y el próximo mes de agosto cumpliré 2 años de servir en
esta casa de formación. Sin embargo, continúo apoyando a la parroquia de
Ocozocoautla los fines de semana y periodos vacacionales y puedo decir, que
estoy muy contento de realizar un servicio en el Seminario.
Concluyó
con el siguiente mensaje: “Luchemos por ser (con Jesucristo) signos de
resurrección. Tengamos a Cristo como la vía de la Esperanza”.
Vale
la pena comentar que ese día en la parroquia de Ocozocoautla, se celebró la
acción de gracias con la misa y la asistencia de los fieles de esa parroquia.
En su homilía, se refirió a Dios con una oración, en la que daba gracias por
todo lo recibido y pedía se liberado de la mediocridad y el desgane en el
ministerio. Después le sigo un bonito convivio con la quema del famoso
“torito”, el pastel y las tradicionales mañanitas entonadas una y otra vez, con
marimba, a capela, con guitarra, cada grupo deseaba manifestar su cariño con
este gesto que era expresión de gratitud. ¡Muchos años más Padre Rodrigo! Los
que colaboramos en Semanario nos hemos unido a esta alegría y deseamos grandes
bendiciones.
Yo me perdí esa celebración, pero el padre sabe que lo estimamos mucho con toda mi familia aunque ya no vivamos en Coita. Felicidades padre Rodrigo.
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