La felicidad en la vida consagrada


“Amo mi profesión y mi trabajo”

Sem. José Gilberto Ballinas Lara                                                                                               

SemCat. Innumerables son las personas que en el seno de la Iglesia trabajan arduamente a favor del Reino de Dios, y desde el estilo de vida que han elegido. Este es el caso de la Hna. Petra (Religiosa), que nos compartió en entrevista parte de su experiencia vocacional:

Hna. Petrona Hernández Hernández. (Misionera del Sagrado Corazón y Santa María de Guadalupe). “Nací en una comunidad de nombre Buena Vista del municipio de Larainzar Chiapas. Tenía 15 años cuando salí de casa a trabajar con unas hermanas religiosas, y después de permanecer 8 años me nació la inquietud por la vida consagrada. El seminario fue la cuna de mi vocación. Estuve en el seminario de Mazatlán Sinaloa por seis años, y en múltiples ocasiones los Padres me preguntaban si quería ser religiosa, yo les respondía que no. Sin embargo, Dios dispuso que otro sacerdote me invitara a un encuentro vocacional en el año 1986, junto a 208 jóvenes que querían ser religiosas.

Aún en este encuentro, yo decía que no cuando alguien me preguntaba si quería ser monjita. Recuerdo que las hermanas nos regalaron unas galletitas (hechas por ellas), al tiempo que nos entregaron unas cartas y un ramillete espiritual que hicieron para mí. En medio del ramillete, me encontré una estampa con la imagen de la Madre Fundadora de la congregación, lo cual me impactó pero de nuevo me respondí que no quería ser religiosa.

Sin embargo, la inquietud se fue acentuando en mí. Y también recuerdo que después del encuentro, regresé a casa y las hermanas me esperaban con un pastel, y por su parte los Sacerdotes indirectamente me preguntaron por si quería pertenecer a la congregación, a lo que contesté ya no con una negativa, sino que dije que no sabía, lo cual manifestaba ya una posibilidad.

Luego estuve dos años en Arriaga, y una de las hermanas que me acompañaba, me preguntó si quería consagrarme como religiosa al Señor, y a ella no puede negarle nada y le contesté que sí, al tiempo que pregunté ¿qué se necesita para llegar a serlo?, y me especificó que tener deseo y buenas intenciones de ser religiosa. Al poco tiempo ella me envió a San Cristóbal a vivir un retiro para después tener una entrevista con la promotora vocacional.

Seguí con el acompañamiento, para entonces yo estudiaba Corte y confección, estudios que abandoné porque fui aceptada a la congregación. De este modo pasé por las distintas etapas (postulantado, noviciado, etc.) y pude percibir la gracia de Dios en cada uno de los acontecimientos. Llegó pronto el momento de recibir los votos temporales, y fui enviada al Seminario de San Luis Potosí por un año. Después, estuve dos años en un colegio en Cuernavaca Morelos, donde apoyaba en lo que podía, principalmente en la cocina.

Después, estuve dos años más en México con los Sacerdotes Maristas, donde también me desempeñé en la cocina, atendiendo a los Padres y seminaristas. Al término de esta experiencia, me pidieron estar dos años con las hermanas de mi congregación, mucho tuvo que ver un problema de salud que padecí entonces. Lo que continuó, fue la preparación para los votos perpetuos, los recibí con mucha alegría. Decidieron dejarme un año en México y otros 6 meses con los Jesuitas. Regresé a Chiapas y colaboré en el Instituto que forma parte de nuestra casa, dos años en la escuela secundaria, y uno más en la primaria.

Actualmente, realizo mi apostolado en el Seminario de Tuxtla, donde tengo ya 5 años.  Quiero decir, que amo mi profesión y mi trabajo, que estoy muy agradecida con Dios por todo lo que me ha tocado vivir, aún cuando he pasado situaciones difíciles, ha sido la gracia Divina la que me ha levantado y me ha impulsado a continuar. ¡Soy muy feliz!

Deseamos que este testimonio de fe, sea significativo para usted.      

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