«El Hijo del hombre es señor del sábado» Evangelio de hoy



Texto del Evangelio (Lc 6,1-5): “Sucedió que Jesús cruzaba en sábado por unos sembrados; sus discípulos arrancaban y comían espigas desgranándolas con las manos. Algunos de los fariseos dijeron: «¿Por qué hacéis lo que no es lícito en sábado?». Y Jesús les respondió: «¿Ni siquiera habéis leído lo que hizo David, cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios, y tomando los panes de la presencia, que no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes, comió él y dio a los que le acompañaban?». Y les dijo: «El Hijo del hombre es señor del sábado»”

Algo para la reflexión:

Por: José Gilberto Ballinas Lara
(Maestrante: Filósofo, comunicador y psicólogo)

Buen día tengan todos.

En el Evangelio de hoy, nos encontramos al Maestro Jesús transgrediendo una de las tradiciones judías, la que respecta a “guardar el sábado”. Por supuesto, una nueva oportunidad para los fariseos en su afán por destruir a Jesús.

Era sábado, dice san Lucas, y el Maestro atravesaba unos sembrados, sus discípulos cortaban las espigas y las comían. ¡Vaya bajeza! La ley judaica exigía, que todo Judío debía evitar cualquier acción que no fuera relacionada al culto a Dios. ¿Cómo se atrevían a desobedecer un precepto tan importante? ¿Atentar contra Dios?

En respuesta, Jesús menciona que el mismo rey David desacató una ley comiendo del pan de la ofrenda que únicamente podían consumir los sacerdotes. En el fondo, Cristo quería demostrar que, entre las auténticas leyes dadas por Moisés al pueblo de Dios, hay jerarquías y niveles de importancia. En este sentido, la ley natural de la supervivencia se antepuso, en el caso de David, al precepto del pan destinado a la ofrenda.

Este es un nuevo ataque del Maestro Jesús contra las más de 600 leyes que conformaban el Halajá la ley que regía a los judíos. Se habían convertido en carga para el pueblo de Dios, ya que su cumplimiento era casi imposible de realizar y sucedía a menudo que ni los maestros de la ley, ni los escribas y fariseos hacían por cumplirlas.

Por si la explicación del Señor no hubiera sido suficiente, al igual que ayer, hoy da a conocer su condición mesiánica “Y les dijo: «El Hijo del hombre es señor del sábado»” y que eso es suficiente para actuar, incluso contra las insipientes leyes dadas a los judíos.

Qué en el interior de la Iglesia suceda algo parecido, parece descabellado pensarlo, pero no es así. Por ejemplo: De camino a “misa”, vas preocupado porque tu economía apenas da para un poca “limosna” para la ofrenda. Te encuentras una mujer indígena, con claros signos de miseria y exclusión y cargando a su pequeño que llora, pidiéndote unas monedas para dar de comer a su hijo. La ves y te sigues de largo porque piensas “no tengo dinero y apenas me alcanzará para mi ofrenda”.

¿Un ejemplo común, no crees? De igual modo, en ocasiones nos volvemos jueces y tratamos de imponer como una carga el Evangelio; corrijo, lo que nosotros entendemos de él a los demás, siendo que el mismo Cristo dijo que la Buena Nueva es salvífica y liberadora.

Hagamos oración para que el Señor nos haga dóciles a su palabra y sepamos discernir (con misericordia) nuestros actos, para que siempre, por encima de pesadas normas, practiquemos el bien, en todo momento.

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