¡Ay de vosotros, los fariseos... que dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios!" Evangelio de hoy 17-10-2012


Miércoles XXVIII del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 11,42-46): En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello. ¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo!». Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas, también nos injurias a nosotros!». Pero Él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!».

Algo para la reflexión
Por: José Gilberto Ballinas Lara

«¡Ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Con esta fuerte expresión empieza el texto del evangelio de hoy. El Señor Jesús con autoridad denuncia la injusticia y la ausencia de amor a Dios, características adoptadas por la mayor parte de los fariseos y rabinos.

Las actitudes de estos personajes, que más que ayudar al Pueblo de Dios a encontrarse con Él, lo confundían con su incongruencia e hipocresía hicieron que Jesús demandara a estos un cambio de dicha actitud, un volver a los fundamentos de toda acción humana, más aún de todo creyente- el amor y la justicia- Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello. 

Está claro que el Maestro Jesús no buscaba dejar de lado las leyes humanas, sino que estas estén respaldadas por la práctica de la auténtica justicia. Las tradiciones no son malas en sí mismas, pero pueden serlo si se les cataloga como lo más importante, dejando de lado la caridad.

Pidamos a Dios que nuestras acciones tengan el respaldo de una verdadera justicia y cuenten con la iluminación de la caridad, de ese modo seremos más asertivos al actuar y nuestras prácticas cotidianas serán bien vistas y bendecidas por el Señor. 

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