El Evangelio de este viernes

Evangelio según San Mateo 10,16-23. 
Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas.  Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.  


A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.  Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento,  porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes. 

El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.  Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.  Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre. 


Breve reflexión por: José Gilberto B. L.

Está claro que somos muchos los que queremos un mundo más justo y en paz, un mundo donde el amor sea la causa que mueva toda acción del hombre. Sin embargo, vemos cómo son aún pocos los que toman la firme decisión de hacer algo por cambiar la realidad, porque aunque muchos empiezan un proyecto a favor de una mejora del mundo y sus habitantes son solo unos cuantos los que perseveran hasta el final de sus propias vidas.
El Evangelio de este viernes nos abre un panorama muy claro al respecto. San Mateo esclarece que el asumir la fe en Cristo y el ser enviado a misionar no significa un romper definitivamente con el lazo que une con las realidades materiales, nuestra imperfección, sino que desde nuestro mismo ser en este mundo, desde nuestra materialidad tenemos que dar ejemplo de vida con nuestras acciones. Cristo no ofreció a sus Apóstoles librarles del dolor y sufrimiento, por el contrario, quiso prepararlos para afrontar los problemas que enfrentarían por el simple hecho de creer en Él. Para nosotros, como cristianos el Señor Jesús es la fuente y el culmen del Amor, solo Él es capaz de cambiar la realidad tan difícil de nuestro mundo, es tarea de nosotros que le conocemos y amamos hacer patente su presencia en el mundo, sin perder de vista que, por este esfuerzo de pregonar el amor de Cristo a los demás, nos traerá infinidad de sufrimientos y sacrificios, pero Él nos dará la fuerza para soportarlos y perseverar hasta, incluso, dar la vida por Él.

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