‘Misericordia quiero y no sacrificio’ Evangelio de hoy 20/07/2012

Viernes XV del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 12,1-8): En aquel tiempo, Jesús cruzaba por los sembrados un sábado. Y sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas. Al verlo los fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en sábado». Pero Él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió hambre él y los que le acompañaban, cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, que no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes? ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes, en el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa? Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo. Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’, no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».

Breve reflexión por: José Gilberto Ballinas Lara

En el Evangelio de este día, san Mateo nos da a conocer unos versos muy significativos en cuanto al tema de la Misericordia se refiere. Recordemos que Jesucristo fue muy asedidado por fariseos y escribas y en esta ocasión, de camino con sus discípulos cruzaba por los sembrados un sábado. Y sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar espigas y a comerlas.  Este hecho fue bien aprovechado por los fariseos que reclamaron a Jesús por estar haciendo eso en día sábado. La cuestión de fondo era, poner en evidencia la supuesta desobediencia de Jesús hacia las pesadas y hasta exageradas normas judaicas. Como he dicho, la mayor parte de las leyes eran una carga para el pueblo judío, recordemos que la ley del antiguo testamento "Decálogo" constaba únicamente de diez mandamientos que tenían como intención ayudar al Pueblo de Dios a educarse y prepararse para la llegada del Mesías. Fue desición de la élite de la religión judía ir agregando nuevas normas hasta sumar más de 600´s. Cristo responde sabiamente a la agresiva pregunta de los fariseos, tomando dos ejemplos que hacen mención de que el Bien está sobre cualquier imposición normativa. Finalmente expone Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’, no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado. De este modo Jesús da a conocer cuál es el mandamiento más grande, el amor y deja en claro que por encima de las leyes están el bien y el amor, de hecho, la ley está para procurar ambas. Por si esto fuera poco, deja en claro que Él siendo Dios es dueño de las leyes.

Cuántos habemos que solemos imponer normas tan pesadas a nuestros semejantes y los enjuiciamos con rigor, haciendo aún más pesada su cruz, actuando así como los fariseos de quienes hablan los versos del Evangelio de hoy.  Deberíamos reflexionar un poco al respecto, entender que las normas y leyes están para llevarnos al Bien y la Justicia común. Más aún, como cristianos estamos invitados a practicar la caridad evangélica y practicar la misericordia en todo momento, es nuestro deber hacer el bien siempre y bajo cualquier circunstancia. Cuando haya que corregir a un semejante, hay que hacerlo con caridad, con la intención de ayudarle a su crecimiento personal, sabiendo que tanto el prójimo como uno mismo somos suseptibles de cometer errores. Ser misericordiosos, como Cristo nos pide, implica ayudar al otro a cargar con su cruz, hacerle menos pesada su carga. Finalmente no olvidemos que no somos poseedores de la justicia plena, solo Dios es Justo, y solo a Él le corresponde juzgar a cada cual por sus acciones.

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