FELICIDADES MÉXICO

José Gilberto Ballinas Lara

Los mexicanos celebramos 200 años del acontecimiento que nos dio la libertad, “La lucha de Independencia”, en la que participaron – como nos han expuesto los historiadores- por un lado, aquellos que querían conservar el poder y la supremacía (la corona española) y por el otro, quienes sufrían el peso de la injusticia y la libertad (el pueblo, guiado por hombres valientes, muchos de ellos profesando una viva fe católica).
Este acontecimiento es de carácter histórico, debido a su condición de ‘suceso’, es decir, un hecho en marcado en un tiempo, espacio, que respondió a un contexto y a una necesidad de ese entonces.
Así contemplada, la “Lucha de Independencia” alcanza un carácter importante y necesario para que el presente pueda ser lo que es. La lucha que en su momento protagonizaron nuestros antepasados hace posible nuestra realidad, de otro modo es difícil pensar en las condiciones de vida que prevalecerían ahora si esa “Lucha” no se hubiera llevado acabo tal como se dio. Hemos de reconocer con humildad y justicia nuestra identidad se ha ido entretejiendo.
Hemos dicho que en ella participaron también “católicos” y esto puede ocasionar, como ya ha pasado, el escándalo de muchos que únicamente alcanzan a ver una parte muy reducida del hecho mismo y por consiguiente se dejan llevar de prejuicios que les acarrean conclusiones poco satisfactorias, principalmente traducidas en repudio a la Iglesia. Recordemos que el pueblo mexicano era mayormente católico, y que fueron ellos los que tomaron la iniciativa para buscar una libertad que les permitiera mejores condiciones de vida, no obstante, tener que emplear el uso de las armas para alcanzar tal fin.
Es bien sabido que todo ser humano anhela la libertad, pero una libertad que le procure la plenitud de su ser, una libertad consiente que no mengue la libertad del “otro” o del “prójimo”  como diríamos los creyentes en Cristo. Este mismo anhelo se manifestó en cada uno de nuestros compatriotas que dieron todo de sí, hasta la vida, para que las nuevas generaciones pudieran gozar de esa libertad que se denota en un espíritu encaminado al “bien común” y no al puro individualismo.
Los obispos de México, en su Carta Pastoral “Conmemorar nuestra historia desde la fe, para comprometernos hoy con nuestra patria”, es el ejemplo claro de la preocupación y, por supuesto, del compromiso que comporta, ser guía de muchos mexicanos que profesan y viven la fe católica, pero también va dirigida a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, que con verdadera honestidad se comprometen también con la realidad.
Sería, por otro lado, lamentable, quedarnos solo en la algarabía y la fiesta, que, si bien, es importante para nuestra cultura, no podemos permanecer solo en la situación externa, este acontecimiento también debe despertar en nosotros el anhelo de libertad y justicia, crear una lucha desde el interior de nuestra vida y estructuras para crear un nuevo México, más libre y confiable.
Felicidades a todos los que se esfuerzan con su vida a poner en alto el nombre de México; que desde cualquier nivel y condición, luchan por la independencia.

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