Mons. Rogelio pide a su presbiterio cultive aún más la generosidad pastoral


 “corremos el peligro de acostumbrarnos a que los demás nos den, a que seamos nosotros los destinatarios de la generosidad de los demás, y en ocasiones nos olvidamos de la retroalimentación que da la vida cristiana y la comunidad” dijo el Pastor diocesano
Sem.Cat. Josè Gilberto Ballinas Lara

MAESTRANTE (Filósofo, comunicador y psicólogo)

El Sr. Arzobispo, Mons. Rogelio Cabrera López, presidió la Eucaristía junto al presbiterio de esta diócesis, para celebrar con un retiro convivencia la fiesta de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, el pasado 15 de junio del 2011, donde, entre otras cosas, pidió a los sacerdotes cultivar más la generosidad en todos los aspectos.
El Pastor diocesano manifestó la necesidad de que todos, presbíteros y obispo, recuerden siempre que su vida y ministerio tienen referencia a Cristo, “Sólo en él, lo que somos y lo que hacemos, tiene significado. Dijo que en esa Eucaristía, la Palabra de Dios abordó, de modo “providencial”, una de las actitudes más importantes en un ser humano, pero de modo más especial en un sacerdote, la generosidad “Como lo ha dicho el Apóstol San Pablo ‘el que da que lo haga con alegría’. Que su generosidad se convierta en una acción de gracias” anotó.
Expuso que Jesús, en el Santo Evangelio, habla de tres prácticas de la vida cristiana: limosna, oración y ayuno, y que Cristo tomó como primer punto la limosna. A esto explicó “Quiere decir, que en la vida cristiana la caridad, significada de modo como muy material pero sin dejar de ser real, es la limosna. Esto, a razón de que, en veces por espiritualizar las cosas no llegamos a lo concreto y el cristianismo es siempre una religión de lo concreto, sin perder lo espiritual, siempre de lo cercano sin olvidar lo lejano. Algo así como lo que hace el zoom de una cámara, acercar y alejar. Esto permite vivir equilibradamente la fe cristiana.” Declaraba el celebrante.
Definió que la generosidad es una cualidad muy propia del ser humano, pero que particularmente debe ser de los sacerdotes, porque “corremos el peligro de acostumbrarnos a que los demás nos den, a que seamos nosotros los destinatarios de la generosidad de los demás, y en ocasiones nos olvidamos de esta retroalimentación que da la vida cristiana y la comunidad. Nosotros también somos generosos” destacaba el titular de esta diócesis.
Refiriéndose al modo de expresar la generosidad, dijo “Está claro que la generosidad no solo se expresa en el dinero, sino sobre todo en la actitud de la vida, darse con alegría, vivir con alegría, ejercer el ministerio con alegría. Esta es la verdadera generosidad. San Pablo dice que la generosidad se convierte en acción de gracias, digamos en Eucaristía, porque es como ver la realidad de los demás como propia; cuando yo soy generoso comparto gratuitamente lo que soy y lo que siento, recuerdo que la vida es un continuo agradecimiento, estoy agradecido con Dios y por eso soy generoso contigo y en mi entrega de vida del ministerio.”
En cuanto a la generosidad y la comunión, externó “La generosidad genera la auténtica comunión, la fraternidad sacerdotal. Donde no hay sacerdotes generosos no hay comunión eclesial, no hay fraternidad casi sacramental como dice del Concilio Vaticano II.”  Refiriéndose al presente retiro dijo “Estas reuniones, retiros y convivencias deben ayudarnos a fortalecer esos nobles sentimientos de generosidad, de simpatía de benevolencia de unos con otros. ¿Qué es benevolencia?, es garantizarle al otro mi buena actitud, mi buena opinión y sentimiento. Que importante es para nosotros vivir estas cualidades, ser realmente hermanos, comprendernos el uno al otro, sobre llevarnos el uno con el otro; porque, si tenemos una medida muy dura, ¿quién la puede soportar?, nadie, ninguno puede soportar, siempre debemos abundar en benevolencia y bondad en buena actitud de unos con otros.” Comentaba el Sr. Arzobispo.
En cuanto a su persona, formulaba que siempre ha tratado de no ser gravoso con sus sacerdotes, que se ha esforzado por ser comprensivo y tener la serenidad para que junto a su presbiterio se busquen soluciones a los problemas. “Espero que así lo perciban, que así lo sientan y que así sea. Mantengamos siempre la fraternidad, la actitud propositiva y que cualquier dificultad la podamos resolver en confianza y buscando siempre el bien de ustedes y especialmente el de nuestra iglesia diocesana.”
Esclareció que nadie puede satisfacer las expectativas, y que en veces uno no puede hacer bien las cosas, ya que puede haber “muchas lagunas por resolver” dijo. Además comentó “metidos en la agenda de trabajo solemos descuidar cosas que son fundamentales, como el encuentro y diálogo personal. Con ustedes siempre tengo el propósito de estar atento de fortalecer los lazos de unidad.”
Los exhortó diciendo “Pidan a Dios para que podamos hacerle mucho bien a esta Arquidiócesis, que no obstante los límites de ustedes y los míos, la gracia de Dios supla, como dice ese principio pastoral, la Iglesia Suple, pero vamos a abonar lo más que podamos para que no le dejemos a la Iglesia una cuenta muy gravosa, sino que siempre demos lo mejor de nosotros.”
Les recomendó también que las palabras de Evangelio y también las de San Pablo les acompañen durante el ministerio que permanezca una actitud alegre y de contento donde estén. En tono de agradecimiento, dijo “Agradezco a quienes han aceptado mi petición de cambiar de comunidad parroquial, todos han aceptado mi solicitud, al menos delante de mí, sabiendo que hay exigencias en las comunidades a las que van a servir. Esto es un signo muy importante de que estamos dispuestos a servir a nuestra Iglesia.
Por último declaró “Agradezco a todos ustedes, ya que el 100% de este presbiterio es obediente.”

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