Mt 9,32-38: "En aquel tiempo, llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el mudo habló. La gente decía admirada:
-Nunca se ha visto en Israel cosa igual.
En cambio, los fariseos decían:
-Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios. Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor». Entonces dijo a sus discípulos:
-La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies."
Palabra del Señor.
"Vivamos la fe en Cristo"
Por: Gilberto Ballinas
Con la gracia de Dios hoy puedo volver a escribir una pequeña reflexión del Santo Evangelio.
En los versos de San Mateo encontramos enorme riqueza para vivir nuestra fe cristiana. Comentaré dos aspectos únicamente.
Primero, ante sus discípulos, el Señor realiza una proeza. Sana a un endemoniado. Le devuelve el habla y, también, toda su vida. Los perversos fariseos no descubrieron la presencia de Dios en esa obra. Otros (gente sencilla y necesitada) sí.
Cristo se manifiesta siempre en nuestra vida, sobre todo cuando pasamos momentos de dificultad y prueba. Si nos humillamos y ponemos nuestra esperanza en Él, lo podremos descubrir haciendo grandes cosas por nosotros. Por que, a pesar de nuestro pecado, nos ama tanto.
Por otro lado, Cristo pide a sus discípulos orar para que envíe trabajadores a laborar en su tierra. ¿A nosotros qué nos dice esta expresión? Jesús nos invita, a quienes formamos su Cuerpo Místico que es la Santa Iglesia Católica, a tomar partido en la acción salvífica Dios. A proclamar su palabra con fe firme y vivirla cada vez más plenamente. Pero, también a retomar el sentido de la oración. Orar a tiempo y a destiempo. En las buenas y en las malas. Implorar al Señor que envíe sacerdotes, religiosas y religiosos, y que cada feligres y laico reavive su fe y vaya a hacer patente la obra de Cristo en el lugar donde le corresponde.
Que la Palabra que hemos leído y escuchado hoy nos mueva a responder, favorablemente, al llamado que el Señor nos ha hecho.
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