La fiesta de la Divina Misericordia
José Gilberto Ballinas Lara
De entre todas las formas de la devoción a la Divina Misericordia reveladas por Sor Faustina, la Fiesta a la Divina Misercordia, es la que tiene mayor importancia. El Señor Jesús habló por primera vez del establecimiento de esta Fiesta en Plock en 1931, cuando comunicó a Sor Faustina su deseo de que pintara la imagen:
"Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel sea bendecida con la solemnidad el primer domingo despúes de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia" (Diario de Sor Faustina, Núm. 49)
¿Qué puede recibir un auténtico devoto de la Divina Misericordia? "Yo prometo al alma que venere esta Imagen que no perecerá. También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte. Yo, el Señor, la protegeré como a Mi propia Gloria” (Diario, 48)
“Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios” (Diario, 299)
Dicho por Faustina, el Señor, prometió preservar las casas y ciudades donde se venere su santa imagen (La Ciudad de Cracovia y también la de Vilna, donde la devoción a la Divina Misericordia y a su imagen se había establecido, fue preservada de la destrucción casi total, durante la sangrienta 2a Guerra Mundial)
“Quien confía en mi misericordia no perecerá porque todos sus asuntos son Míos y los enemigos se estrellarán a los pies de Mi escabel” (Diario, 723)
“...a todos los que proclamen esta gran misericordia Mía. Yo mismo los defenderé en la hora de la muerte como Mi gloria aunque los pecados de las almas sean negros como la noche” (Diario, 379)
Sobre el rezo del Rosario (coronilla) de la Misericordia, a las 3 de la tarde:
" En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión..."(Diario, 1320)
"Reza incesantemente esta Coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran Misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la última tabla de salvación" (Diario, 687)
Unámonos a la alegría Pascual de toda la Iglesia universal en este II Domingo de Pascua, y pidamos al Señor que los Rayos que emanaron de su costado nos llenen de su Misericordia.
¡Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús, como fuente de Misericordia para nosotros; ¡en tí confío!
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