"vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos" Evangelio de hoy

#DefendamosLaFamilia

#NoAlAborto

#FinalDeLosTiempos


Mt 19,16-22: "En aquel tiempo, un joven se acercó a Jesús y le dijo: «Maestro, ¿qué he de hacer de bueno para conseguir vida eterna?». Él le dijo: «¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos». «¿Cuáles?» —le dice él—. Y Jesús dijo: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo». Dícele el joven: «Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?». Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme». Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes."

!Palabra del Señor!


Reflexión para la vida

Por: Gilberto Ballinas


¡Dios con nosotros, hermanas y hermanos! 

En esta ocasión, la liturgia nos brinda unos bellos versos, del testimonial de San Mateo, para pensar en cómo estamos viviendo, de cara al Evangelio.

Los versos que meditamos corresponden al apartado "la próxima venida del Reino de los Cielos". El Maestro Jesús, viaja de Galilea a Judea. Estando del otro lado del río Jordán, con los doce, ante la multitud, a quienes sanó de sus dolencias, luego de haberles explicado la condición indisoluble del matromino, las cualidades de los niños, necesarias para entrar al Reino de los Cielos; dice Mateo, que se le acerca un "joven rico". ¿Quién era éste personaje? Seguramente alguien que había oído hablar de Jesús, de sus enseñanzas y sus proezas, y esperaba, con alegría, la oportunidad para encontrarse con él, y resolver sus dudas. Al verlo, lo llamó "Maestro" y lanzó tajantemente su pregunta "¿qué he de hacer de bueno para conseguir vida eterna?" A diferencia de los fariseos y escribas que interrogaban a Jesús con la intención de tentarlo para poderle señalar, éste joven, lo hace porque en el fondo quiere saber cómo darle sentido a su vida, ya que siendo tan joven y tan "rico" tiene anhelo de alcanzar la vida eterna.

Jesús le dice que debía cumplir las leyes mosaicas. Aunque el joven cree estar en el cumplimiento de las mismas, pregunta si algo faltaba, y Jesús sabiendo que su interlocutor gozaba de provilegios y bienes materiales que le obstaculizaban para ser uno de sus discípulos, le pide desprenderse de ese obstáculo (ser rico entre los hombres) y, con esa acción, hacer un bien a los más necesitados. San Mateo concluye que el Joven cambió su alegría por tristeza y se marchó de la presencia de Jesús. Aunque deseaba la vida eterna, no podía desprenderse de su ser de "rico". 

¿Qué nos pueden regalar los versos? Muchas enseñanzas, sin duda. Hoy quiero compartir lo que, esta mañana, me concede el Espíritu de Dios: Jesús quería dejar en claro que, para instaurar su reinado quería la participación de sus discípulos. Para ser auténtico discípulo suyo, era necesario arrancar, de raíz, lo que nos une a la vida terrena y no nos permite contemplar y anhelar la vida eterna. Como el joven rico, muchos somos los que escuchamos de Jesús, de su amor y nos alegramos de que haya venido a salvarnos. Pero, cuando vemos que el camino hacía Él implica un estricto cambio de vida (dejar el mal y elegir el Bien) implica tiempo (para mí formación cristiana y para mi servicio en la Iglesia) implica renuncia a mí proyecto (de ser alguien con un status social elevado y muchos bienes), por el proyecto que Cristo tiene para mí (Descubrir los dones que me ha dado y ponerlos al servicio de los demás, especialmente de los más pobres y necesitados), al contemplar todo esto, se termina nuestra inicial alegría y nos damos la vuelta llenos de tristeza, por que nuestro corazón está enraizado a los bienes materiales y mundanos. Y, a semejanza del "joven rico" no queremos desprendernos de nuestros obstáculos terrenales. 

Pidamos a Cristo que nos de su gracia, para que descubramos, como lo hicieron sus discipulos, que en la renuncia a nosotros mismos, por asumir la voluntad de Dios, está la auténtica riqueza que nunca se acabará, pues será eterna, como nuestra misma vida.

Comentarios