El Señor se manifiesta a sus apóstoles al caminar sobre las aguas. Evangelio de hoy


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Mc 6,45-52: "Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús en seguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar. Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra. Viendo el trabajo con que remaban, porque tenían viento contrario, a eso de la madrugada, va hacia ellos andando sobre el lago, e hizo ademán de pasar de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el lago, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque al verlo se habían sobresaltado. Pero él les dirige en seguida la palabra y les dice:

- «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.»

Entró en la barca con ellos, y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender."


¡Palabra del Señor!


Reflexión para la vida

Por Gilberto Ballinas

Continuamos reflexionando el evangelio según el testimonial de Juan Marcos. 

Luego de manifestarse a la multitud  saciando hambre de todos, Jesús, pide a sus apóstoles subir a la barca para continuar con su Ministerio profético en otro lugar. 

Los discípulos con actitud de obediencia se hicieron a la mar, sin pensar, siquiera, las dificultades que habrían de pasar estando en el lago.

Dice el Evangelio que Jesús subió a encontrarse con su Padre, para luego alcanzar a sus apóstoles que tenían dificultades para avanzar sobre el lago. Al ver al Maestro caminando sobre las aguas, tuvieron miedo. El miedo natural a lo desconocido e incomprensible ¿Una persona que camine sobre el mar? Era inaudito. Como si ya el viento en contra no los tuviera al borde de la desesperación, ahora veían a un espectro acercarse a ellos. Eso era para volverse loco.

La expresión de Jesús "Ánimo, soy yo, no tengáis miedo", tiene la intención de devolver a los discípulos la fe y la confianza. Aquél que les había urgido a adelantarse cruzando ese tempestuoso mar, ahora llegaba para colmarlos de su amor y protección "entró en la barca con ellos, y amainó el viento"

Nuestra situación actual nos mantiene en un estado de constante temor. La delincuencia organizada sigue teniendo un poder desmesurado sobre la sociedad. Las políticas actuales que privilegian la muerte sobre la vida, que buscan estructurar un nuevo desorden mundial atentando contra la institución familiar, los valores humanos y cristianos, que mediante el miedo a las enfermedades como la actual pandemia quieren mantener el control del ser y qué hacer del mundo actual, pueden llevarnos a suponer que no hay esperanza, incluso, que la realidad de Cristo puede ser un simple invento de la Iglesia Católica.

Cristo nos dice hoy, continúen en la barca de la fe. No teman las dificultades. ¡Confíen! Soy yo que camino sobre la tempestad, la cual  verán desaparecer para que, luego, llegue la paz. 

Que ese ¡Ánimo, no tengan miedo! Nos impulse a seguir adelante en nuestra vida cristiana y, más allá de dejarnos empapar por la ola de iniquidad que existe en el sistema político mundial, con obediencia, sigamos lo que Cristo nos pide hacer y vivir según su Palabra y según su Santo Espíritu. 

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