"«Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»" Evangelio de hoy


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"En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso:
- «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?»

Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo.

El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
- «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?»

Él contestó:
- «Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos."»

Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua.

Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo:
- «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar.»

Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro:
- «¿Soy yo acaso, Señor?»

Él respondió:
- «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido.»

Entonces preguntó judas, el que lo iba a entregar:
- «¿Soy yo acaso, Maestro?»

Él respondió:
- «Tú lo has dicho.»"

¡Palabra del Señor!

Reflexión para la vida

Por: Mtro. Gilberto Ballinas

Estamos en plenas vísperas de la celebración más importante de la fe cristiana, el Triduo Pascual de Cristo, donde celebramos su Pasión, Muerte y Resurrección, el jueves, viernes y sábado santo, respectivamente.

Este día, es el testimonial de San Mateo, el que nos brinda unos versos para nuestra reflexión y crecimiento personal.

Jesús se encuentra en el preámbulo de su Pascua. Sabe, y es conciente, que ha llegado el momento de que se cumplan las escrituras. Tenía que ser entregado, a mano de los maestros de la ley, para morir y resucitar, según fue anunciado por los profetas del antiguo testamento.

El evangelista Mateo, tiene la peculiaridad de haber escrito su testimonio de Cristo, específicamente para judios de aquel tiempo. Para convencerlos de que Jesús es el Hijo de Dios que tenía que venir.

En medio de la "ultima cena", a la mesa con los doce apóstoles, les decubre que uno de ellos sería quien lo entregaría. Como he dicho, Cristo vino a cumplir la voluntad de su Padre, de dar testimonio de Él hasta el sacrificio en la Cruz, para salvación y redención del género humano. Judas Iscariote, por su ceguera espiritual, su avaricia, no alcanzó a entender las palabras de su Maestro. No comprendió los milagros y signos que Jesús realizó. Más aún, no descubrió en Jesús al Cristo. Quizá por ello decidió declinar en su seguimiento y conformarse con las monedas que se le ofrecía para entregarlo.

Cuántos cristianos existimos, que decimos seguir al Señor, escuchar su Palabra, incluso hemos visto sus grandes obras a favor de nosotros, y sin embargo, ante un mundo que ha buscado por muchos medios desaparecer a Jesús de la faz de la tierra, dándole nosotros la espalda a Cristo (con nuestra inclinación al mal y al pecado y con nuestras malas acciones), hacemos que otros no crean en Él o dejen de creer en Cristo.

En vez de ir por el mundo dando testimonio suyo, con nuestra mala vida, damos testimonio del mal y del demonio a quien servimos realmente. ¿Nos hemos enardecido cuando leemos o escuchamos que Judas Iscariote traiciona a Jesús? ¿Con qué cara, si nosotros también,
hipócritamente, con nuestro antitestimonio traducido en egoismo cuando no compartimos con los demás, en difamaciones y chismes hacia nuestro prójimo, cuando somos desobedientes a las normas sociales, morales, pero especialmente a las normas cristianas? Pretender seguir a Cristo y hacer el mal a los demás, es traición en la mayor escala posible.

Imploremos a Dios que nos ayude a abrir los ojos y descubrirlo como nuestro Señor y Salvador. Para que estas fiestas de pascua, muramos (a nuestra falta de amor, a nuestra cizaña, nuestra hipocresía, etc.) con Cristo y Resucitemos, también, con Él, a una vida nueva.

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