"Señor, enséñanos a orar" Evangelio de hoy


Texto: Lc 11,1-4:  "Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:

-Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.

El les dijo:

-Cuando oréis, decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación»"

Para la reflexión.

Mtro. Gil Ballinas

La misericordia del Señor esté con todos nosotros.

Este día, la liturgia de la palabra nos invita a contemplar una de las más importantes dimensiones de todo cristiano: "La Oración" que es el medio más efectivo para permanecer en la necesaria comunicación con Dios.

Los versos de San Lucas que se nos propone comienzan mostrando al Maestro Bueno, Jesús de Nazareth, elevándose a su Padre del Cielo, mediante una profunda e inigualable experiencia de oración (Aunque el evangelista no lo especifica, por tratarse del Señor Jesús, se da por hecho que su oración fue sublime). Uno de sus seguidores interrumpe la oración de Jesús y le pide: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos" ¿Qué habrán visto los ojos de ese discípulo? ¿Qué habrá experimentado él que hizo fuera capaz de interrumpir al Maestro y pedirle le enseñara a hacer lo mismo? Nunca lo sabremos con exactitud. Pero, como dije antes, al referirnos a Jesús, el Mesías esperado, el Hijo de Dios hecho hombre, el salvador,  podemos suponer que, estando con él, aprendiendo de él, algo más podía contemplarse, algo extraordinario. Y esto fue lo que movió a aquél discípulo.

Jesús, como buen maestro, accede a enseñarle a ese discípulo y a los demás presentes, otorgándoles la fórmula sencilla pero también profunda y sublime conocida por la catolicidad como "Padre Nuestro" En esta oración están contenidos la alabanza a Dios "Padre... santificado sea tu nombre", la súplica "Venga tu reino... danos el pan de cada día, etc." Petición de perdón "Perdona nuestros pecados, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Esta oración la heredaron sus discípulos y fue, sigue, y seguirá siendo, la oración por excelencia del Cristiano.

Habemos quienes nos decimos creyentes cristianos, por que hemos encontrado a Jesús en nuestra vida, pero no nos damos tiempo para comunicarnos con él. Nuestro ritmo de vida tan ajetreado, lleno de múltiples distractores, comunmente nos mantiene alejados de la auténtica comunicación con Dios. Es necesario reconsiderar la realidad de que, por más esfuerzos, por más bienes materiales que obtengamos, sin Cristo, será todo en vano. La oración debe acompañarnos durante nuestra jornada. Una oración matutina, bendición y acción de gracias por los alimentos, orar a Dios para que se cumpla alguna meta u proyecto, la oración de acción de gracias por la jornada vivida (llegada la noche), etc. Si decimos que creemos en el Señor Jesucristo pero no permanecemos unidos a él por el vínculo de la oración, somos unos mentirosos.

¡Qué urgente es que volvamos la mirada a Cristo y, con humildad, pedirle "Enséñame a orar", para que así permanezcamos en comunicación con él y saber qué quiere de nosotros en cada instante de nuestra existencia.

ELEVO UNA SÚPLICA, A CRISTO, POR TI :

Salvador nuestro, que estás constantemente comunicándote con tus hijos para concederles tus dones y bendiciones, permite que esta hermana (o), que hoy me lee, y que por los ruidos del mundo actual no te escucha, se redescubra como tu creación más amada y, se de momentos para elevarse a ti, mediante la oración. Amén.

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