"Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado., de una justicia, de una condena" Evangelio de hoy


#ViveFeliz

Jn 16,5-11: "En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:


- «Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Adónde vas?" Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, lo que os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Defensor. En cambio, si me voy, os lo enviaré.

Y cuando venga, dejará convicto al mundo con la prueba de un pecado., de una justicia, de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el Príncipe de este mundo está condenado.»"

¡ Palabra del Señor!

REFLEXIÓN PARA LA VIDA
Por: Mtro. Gilberto Ballinas.

La cincuentena Pascual continúa. El tiempo de gracia, por las celebraciones de la resurrección de Cristo, siguen siendo nuestro motivo de reflexión para continuar, el avance, por nuestro camino de fe.

El próximo domingo estaremos, Dios mediante, celebrando, solemnemente, la ascensión de nuestro Señor Jesús, a los cielos. El evangelio de este día hace referencia a este suceso:

Luego de que los testigos de la resurrección, del Maestro Jesús, lo habían visto, escuchado,  incluso habían compartido los alimentos con él, haciéndoles sentir la alegría y esperanza de la vida en Cristo;  ahora Jesús, les anticipaba que, según estaba escrito, él debía regresar al Padre, para enviarles al "defensor" (Espíritu Santo). Estas palabras hicieron que sus discípulos volvieran a sentir, de momento, la incertidumbre y desesperanza de su propia vida. Ellos, que se habían encontrado con Jesús en su vida terrena, lo habían visto morir, y ahora lo veían vivo y glorificado, les decía que tenía que irse. Jesús había sido el motivo del cambio de vida de ellos, la razón de la alegría de esos discípulos ¿Tener que irse? ¿Qué pasaría con ellos, en los tiempos de persecución cristiana que ya se vivía?

Cristo les dice que debe partir para enviarles al "defensor". Así lo denomina el evangelista Juan en los versos que hoy estudiamos. Otros evangelistas lo llaman "Paráclito" (consolador).   Lo que Jesús quería comunicarles, era que la persona del Espíritu Santo sería quien les daría los dones necesarios para perseverar en la fe. Sería él, quien les justificaría ante el mundo, por profesar la fe cristiana que se propagaba, ya en el mundo.

Cristo regresó al Padre, pero se quedó con nosotros en su palabra, y para quienes somos cristianos católicos, también en los sagrados signos sacramentales. Los que le hemos conocido por la fe y experimentado su presencia en nuestra vida, debemos vivir alegres, en este mundo que amenaza morir en la esperanza y la fe en Dios.

Pidamos a Cristo que, su Santo Espíritu que mora en nosotros desde el día de nuestro bautismo, nos conceda los dones necesarios para creer ante la incredulidad, esperar ante la desesperanza, y vivir ante la muerte.

ELEVO UNA SÚPLICA, A CRISTO, POR TI :

Gracias, Señor, por la vida. Por la dicha de contemplarte, de nuevo, en tú creación. Imploro tu ayuda para que, quien hoy lee este humilde mensaje, ante la tristeza te descubra como la auténtica y única razón de vida plena y esperanzadora; y, conociéndote, se alegre de tu resurrección. Amén.

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