"Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.»" Evangelio de hoy.

#ViveFeliz

Jn 3,5a.7b-15: En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:

- «Te lo aseguro, tenéis que nacer de
nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.

Nicodemo le preguntó:

- ¿Cómo puede suceder eso?

Le contestó Jesús:

- «Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.

Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.»"

¡Palabra del Señor!

REFLEXIÓN PARA LA VIDA
Por: Mtro. Gilberto Ballinas.

Continuamos celebrando las fiestas de Pascua, de Cristo; ¿Hay mayor motivo que éste para vivir alegres? Como creyente, considero que no.

Los versos del evangelio de este día, como parte de aquel encuentro del Maestro Jesús con Nicodemo (Aquel fariseo, educado en la teología judaica y sabio judio), éste último, quizás el único que, progresivamente, descubrió en Jesús al mesías esperado.

Nicodemo se acercó al diálogo con espíritu de disposición y apertura. Aunque era maestro de Israel, quería aprender de Jesús, a diferencia de los demás  de su clase. Esta ocasión Jesús le explica, entre otras cosas, que sólo él conocía los misterios del Reino de los cielos, ya que él era el enviado del Padre, el Hijo de Dios. Esto era lo que quería hacer entender a Nicodemo para que éste último creyera en él. En este afán, Cristo le pone el siguiente ejemplo: "Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.»"

En esta última expresión, Jesús, le anticipa su misterio Pascual (Pasión, muerte y resurrección) Sería elevado en la Cruz y, desde allí, sería testimonio del amor del Padre, salvación y fuente de fe para muchos. Esa elevación sería el preámbulo de su resurrección y glorificación, como Rey y Señor de todo lo creado.

En nuestro contexto actual, el Señor Jesús, vivo y glorioso, sigue llamándonos a la conversión. Desde su trono, en el cielo continúa derramando su Espíritu Santo a todo aquél que se lo pide. Sigue conversando con nosotros, cada vez que nos acercamos a su palabra revelada en la Sagrada Escritura, y su resurrección, es testimoniada por todos aquellos que, habiéndolo conocido, lo predican.

Al igual que Nicodemo, Con humildad, nos acerquemos a Jesús y aceptémosle como nuestro Señor y Salvador.

ELEVO UNA SÚPLICA, A CRISTO, POR TI.

Jesús misericordioso, que nos buscas constantemente para liberarnos del pecado y de la muerte; te suplico por la persona que me está leyendo, ahora mismo, para que doblegue su orgullo y acepte tu mensaje salvífico; de tal modo que pueda experimentar, como yo, la alegría que sólo tú y tu santa resurrección nos puede dar. Amén.

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