Lunes XXXI del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Lc 14,12-14): En aquel tiempo, Jesús dijo también a aquel hombre principal de los fariseos que le había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos».
Algo para la reflexión
José Gilberto Ballinas Lara
El día de ayer, el Evangelio según san Marcos, nos ponía de frente al mandamiento más grande : "Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como uno mismo"
Un ser humano común actúa en base a convicciones, e intereses propios, muchos de ellos traducidos en poder, dinero, reconocimiento y respeto de los demás. Es común dar algo con la intención de recibir algo a cambio, una acción de intercambio, de reciprocidad.
El auténtico Cristiano se mueve por amor, pero no un amor cualquiera (amor al dinero, al poder, al reconocimiento de los demás, etc.) el amor del cristiano es un amor que brota de Dios y llega al creyente haciendo que este no pueda contenerlo y lo comparta a los demás, por el simple hecho de sentirse amado por Dios.
En el texto de hoy san Lucas nos aclara que Cristo quiere las obras hechas por el simple hecho de amar y no por el interés de recibir pago alguno Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; y serás dichoso, porque no te pueden corresponder.
Pidamos constantemente a Dios que nos ayude a abrirnos a su amor para que podamos compartirlo a los demás por el simple hecho de sentirnos amados por Dios, es decir, sin buscar beneficio alguno.
Comentarios
Publicar un comentario