Dejemos que el Espíritu Santo actúe en nosotros

"El viento sopla donde quiere"

Evangelio de hoy


Evangelio según San Juan  3, 7-15 En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: "No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu". Respondió Nicodemo: "¿Cómo puede ser eso?". Jesús le respondió: "Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna".

Breve Reflexión

José Gilberto Ballinas Lara

MAESTRANTE (Filósofo, comunicador y psicólogo)

Siguiendo con los versos del evangelio según San Juan, el diálogo entre Jesús y Nicodemo se torna de una inmensa profundidad teológica, entre el auténtico Maestro de la sabiduría divina y el tradicional maestro de la ley, pero, al parecer, sin la sobervia y egoísmo que caracterizaba a los demás de su clase.

Esta vez, Jesús acentúa la necesidad de que sea el Espíritu de Dios quien penetre a la persona para que esta última vuelva a nacer, pero ahora, de Dios mismo. Nicodemo se admira de la afirmación del Maestro Jesús "No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu"

La actitud cuestionante de Nicodemo "¿Cómo puede ser eso?" es la de un hombre que quiere profundizar en la verdad de Dios, esa verdad que emana de Dios en la persona de su Hijo, como lo afirmaría también Cristo versos despúes "Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre". . Seguramente que Nicodemo había sido motivado por el Espíritu Santo a encontrarse con Jesús para ser renovado interiormente por el "viento" del Espíritu, para darle nuevo sentido a su vida hasta entonces regida únicamente con la interpretación (en veces un tanto limitada) que los maestros y rabinos habían hecho de la Ley y los profetas.

 El Espíritu Santo ha sido derramado en nosotros desde el Sacramento del Bautismo, y lo hermos recibido más plenamente en la Confimación. Él nos motiva e impulsa a realizar la voluntad de Dios, pero muchas veces pasa que queremos poner primero nuestra razón y e intereses personales antes que atender las mociones del Santo Espíritu.

Pidamos a Cristo que nos ayude a doblegar nuestra sobervia, para que dejemos que su Espíritu que mora en nuestro ser actúe realmente en nosotros soplando y llevandonos a donde Él quiera; y que, como Nicodemo, seamos abiertos a la renovación constante de nuestro ser de cristianos.


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