"Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas"
Del santo evangelio según san Juan 10, 1-10
En aquel tiempo, dijo Jesús:
- “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor
de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden
a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando
ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen,
porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él,
porque no conocen la voz de los extraños”.En aquel tiempo, dijo Jesús:
- “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
- “Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”.
Palabra del Señor.
Breve Reflexión
José Gilberto Ballinas Lara
MAESTRANTE (Filósofo, comunicador y psicólogo)
Los versículos del evangelio de hoy son un fuerte
reclamo de Jesús para con integrantes de la secta farisaica que le seguían los
pasos, haciéndoles notar, por medio de la parábola del “Buen Pastor”, que ellos
no podían ser auténticos guías, del Pueblo de Dios si no reconocían a Cristo
como el Mesías, el Hijo de Dios, y por quien se obtiene la redención y la vida
eterna “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las
ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que
entra por la puerta es pastor de las ovejas”.
Aquellos fariseos no entendieron el mensaje
de Jesús, porque su mente y corazón estaban cerrados por la soberbia y el
orgullo. Jesús ahora, nos quiere poner de manifiesto que para poder realizar
nuestra misión personal de dar testimonio de Jesús debemos reconocerle como el
Hijo del Padre, la Palabra que se hizo carne para dar testimonio del Padre
hasta la muerte de cruz. Creer que Jesús es el único acceso a la salvación y la
vida eterna.
En una sociedad llena de grupos cristianos
que se autodenominan como “la auténtica iglesia de Cristo” los católicos
tenemos la tarea de manifestar a Jesús con nuestra vida para que todos
descubran que el auténtico rebaño del Señor es la Iglesia Católica. Debemos guiar a los demás hacia Jesús, pero no podremos hacerlo si antes no hemos entrado a la vida de la gracia
salvífica que Cristo nos concede.
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