Maestrante: José Gilberto Ballinas Lara
En mi artículo pasado reflexionaba un poco sobre el significado del término obispo. Ahora me enfocaré al ministerio pastoral de todo obispo en general.
Como creyentes en Cristo sabemos y creemos que Jesús, Hijo de
Dios, que se encarnó en el vientre de María Virgen, durante su vida pública y
una vez iniciado su ministerio de salvación, llamó a sus apóstoles para que
estuvieran con él y enseñarles los misterios de su reino; para después
enviarlos a dar testimonio de Él, concediéndoles la santidad mediante el
Espíritu Santo y salvar a los hombres.
El mismo Cristo que dio potestad plena al apóstol san Pedro
instituyó a los doce para que edificaran el Cuerpo de Cristo mediante la guía y
pastoreo de su Iglesia “Cristo […] envió a sus apóstoles, a quienes santificó,
comunicándoles el Espíritu Santo, para que también ellos glorificaran al Padre
sobre la tierra y salvaran a los hombres ‘para la edificación del Cuerpo de Cristo’
que es la Iglesia.” (Vaticano II. Decreto Christus Dominus Núm. 1)
En la actualidad los obispos por la sucesión apostólica
ocupan el lugar de los apóstoles y, al igual que los primeros, han sido
constituidos por el Espíritu Santo como pastores y maestros de fe para la
Iglesia, bajo la guía del Papa, sucesor de Pedro, en atención a la tarea que
como corporación tienen con la Iglesia universal.
Como he mencionado los obispos tienen la plenitud de la
potestad en toda la Iglesia por el hecho de pertenecer al Cuerpo Episcopal de
la misma, emanado del Colegio de los Apóstoles y con el consentimiento del
Romano Pontífice. Sin embargo, en atención a la porción del rebaño que se les
ha confiado “Los obispos, como sucesores de los Apóstoles, tienen por sí, en las
diócesis que se les ha asignado, toda la potestad ordinaria, propia e inmediata
que se requiere para el ejercicio de su oficio pastoral que, en virtud de su
cargo, tiene el Romano Pontífice de reservarse a sí o a otra autoridad las
causas.” (Vaticano II. Decreto Christus Dominus Núm. 8)
Por otro lado, esa misma potestad del obispo se manifiesta en
la diócesis encomendada, mediante la dispensa de una norma o ley general de la
Iglesia, pero solo si lo encuentra necesario para el beneficio y provecho de la
salvación de los fieles. Así, debemos destacar la labor de la enseñanza que es
propia del obispo. Por ser este maestro de la fe debe enseñar la Buena Nueva de
Cristo.
Otra labor pastoral que todo obispo tiene es la de santificar
a los fieles “Han sido tomados de entre los hombres, constituidos para los
hombres en las cosas que se refieren a Dios para ofrecer los dones y
sacrificios por los pecados. Pues los obispos gozan de la plenitud del
Sacramento del Orden […] Son los principales dispensadores de los misterios de
Dios, los moderadores, promotores y guardianes de toda la vida litúrgica de la
Iglesia que se les ha confiado” (Vaticano II. Decreto Christus Dominus Núm. 15)
Es importante contemplar que el obispo es servidor, buen
pastor que, a semejanza de Cristo, debe conocer a sus ovejas y sea conocido por
ellas, debe distinguirle el espíritu del amor y caridad para que a la autoridad
que Cristo le ha conferido en el colegio apostólico, todos con gusto se
sometan.
En la siguiente entrega analizaremos otros aspectos del
ministerio de los obispos.
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