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Mc 3, 20-21 "En aquel tiempo, Jesús fue a casa con sus discípulos y se juntó de nuevo tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque decían que no estaba en sus cabales."
¡Palabra del Señor!
Reflexión para la vida
Por: Gilberto Ballinas
Este día, los versos del evangelio nos muestran un suceso un tanto incómodo (a juzgar de muchos de nosotros) que Jesús pasó.
El Señor había comenzado su Ministerio Salvífico en Galilea. Luego de enseñar mediante la predicación y obrar varios prodigios a favor de muchos necesitados, dice Marcos, que fue a comer "a casa" ¿A casa de quién? Diríamos nosotros. El texto no lo explica. Sin embargo podemos suponer que a casa de un pariente suyo, cuando el evagelio dice "Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo."
Siendo así, ¿Por que se lo llevaron? Por que se aglomeró un numeroso grupo de personas que lo buscaban por que la fama de Jesús se extendia rápidamente, y no le permitían compartir los alimentos.
¿Qué habrán sentido aquellos parientes de Cristo para decir que Jesús "No estaba en sus cabales"? ¿Quisieron decir que estaba loco? Quizá, así lo expresaríamos nosotros.
Jesús era conciente de su misión redentora y la vivía con radicalidad. Esto, podría no haber sido comprendido por aquellos parientes. Por ello, incluso, sacrificaba hasta su descanso y su alimentación. Desde aquí, Cristo hace ya una donación de sí mismo. Se olvida de sí para acudir a la ayuda de quienes le suplican.
¿Nosotros cuán dispuestos estamos para sacrificarnos a nosotros mismos por los demás? ¿Por aquellos que acuden pidiendo nuestra ayuda, nuestra comprensión, nuestro amor? ¿Hacemos esfuerzos por vivir, cada vez, más radicalmente nuestro bautismo y ser de cristiano, sin importarnos que este mundo perverso e incrédulo nos llame locos?
Supliquemos al Señor Jesucristo, para que nos ayude a hacer nuestra opción radical por él y vivir, en adelante, cada día haciendo su voluntad, amando y ayudando a los demás.
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