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Mc 6,34-44: "En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle:
-«Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer.»
Él les replicó:
-«Dadles vosotros de comer.»
Ellos le preguntaron:
«¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?»
Él les dijo:
«¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.»
Cuando lo averiguaron le dijeron:
-«Cinco, y dos peces.»
Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta.
Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces.
Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces.
Los que comieron eran cinco mil hombres."
Reflexión para la vida
Por: Gilberto Ballinas
La perícopa que contemplamos hoy, nos pone a Jesús, en el contexto de su Ministerio profético y salvífico.
Caminando Jesús, se encuentra a una multitud, por la cual sintió compasión por que "estaban como obeja sin pastor". Una de las principales necesidades de aquel pueblo oprimido por el imperio Romano era encontrar al mensajero de Dios que les diera esperanza de libertad y justicia. Cristo al iniciar el anuncio del Reino de Dios encuentra a esa multitud y, ante la necesidad fisica del hambre y el cansancio, decide darles de comer. En este milagro Jesús deja de manifiesto su condición divina. Nadie, ningún profeta podía hacer la proeza que el hacía en esa ocasión.
San Marcos, entre sus objetivos, hace una exhaustiva narración del Evangelio, enfatizando la condición mesiánica de Jesús. La narración de esta primera multiplicación de los panes, no es la excepción.
El hecho de la multiplicación de panes hizo que aquella muchedumbre creyera, de algún modo en Jesús. Motivó en ellos la esperanza de que algo mejor venía. Que Dios les había enviado a Jesús, como profeta, para anunciarles su pronta libertad.
A nosotros, ¿Qué nos dice el acontecimiento de la Encarnación de Jesús? Celebrar la Navidad ¿Nos ha traido alegría y esperanza de un mejor mañana en medio de un predente caótico? ¿O la Navidad fue sólo el pretexto para celebrar otra fiesta con tinte pagano, que en poco o nada me ayuda ma mejorar mi condición y vida cristiana?
Pidamos al Niño Jesús, que nos ha nacido, que sacuda nuestra mente y corazón, para renacer con Él, a una autentica vida de fe. De ese modo, ni la incertidumbre de los males que actualmente nos aquejan, podrán hacernos daño.
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