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Lc 12,35-38 "En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas: Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle, apenas venga y llame.
Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela: os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
Y si llega entrada la noche o de madrugada, y los encuentra así, dichosos ellos"
¡Palabra del Señor!
Reflexión para la vida
Por: Gilberto Ballinas
Continúa el exhorto del Maestro Jesús a sus seguidores, y, en los versos de hoy, retoma cierta condición escatológica.
La figura del "criado en vela" que debe estar listo y preparado siempre, con lo necesario para actuar conforme su señor le solicite; en una condición de espera activa, como lleva implícito su ser de criado, se refiere, también, a estar en condición de franca espera, pero activa, es decir alertas y atentos a lo que Dios disponga según su voluntad. Lo contrario sería una espera pasiva y despreocupada, que se traduce en una desatención de lo que Dios podría pedir realizara, en determinado momento.
Dije, al inicio que tenía cierto tinte escatológico, ya que como cristiano, sabemos y esperamos el retorno glorioso de nuestro Señor Jesús. A nosotros, ayer, la Palabra nos proponia centrar nuestra atención en los bienes espirituales, más que en los materiales. Por los acontecimientos actuales que demuestran una claro aumento de falta de fe y amor en el mundo, contrariamente a la ola de incredulidad y odio que va en aumento; podemos deducir que el regreso de Cristo está muy cerca.
A quienes somos concientes de ésto, el Señor Jesús, nos pide dejar las distracciones que esta realidad pasajera nos ofrece y volver a nuestra condición de Bautizados y de hijos de Dios, para estar atentos y en "vela", lo cual nos mantendrá preparados para recibirlo como corresponde.
Que el Santo Espíritu que mora en nosotros nos conceda, nuevamente, sus dones, para venir a saber lo que es grato a los ojos de Dios y actuemos en consecuencia.
ELEVO UNA SÚPLICA, A CRISTO, POR TI:
Divino Jesús, redentor mío, que prometiste volver en el final de los tiempos para otorgar a cada uno lo que merece según sus obras; concede a quien ahora mismo ha leido estas líneas, la claridad de pensamiento y apertura de corazón, para que, liberandose de las ataduras terrenas del pecado y la muerte, decida entregar su vida y todo su ser a tí, esperando con fe y esperanza tu retorno glorioso. Amén.
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