El
rol de la familia en el desarrollo del adolescente
Por: José Gilberto
Ballinas Lara
Maestrante en Psicologìa del Adolescente
En el proceso de
desarrollo de la persona, se encuentra una etapa que es
crucial, la adolescencia. El ámbito social del desarrollo del adolescente tiene
como punto de partida la familia, en ella se dan dos factores al mismo tiempo:
la búsqueda de una independencia por parte de los adolescentes y la necesidad
de preservar una dependencia de los adolescentes hacia los padres por parte de
estos últimos.
La familia es la base
de la dimensión social-comunitaria del adolescente y su proceso de desarrollo
hacia la madurez. Es bien sabido que son los padres los que, desde un inicio
(incluso desde la gestación), tienen a cargo el cuidado y la guía de la persona
durante su infancia. El pequeño(a) está adherido por completo a las figuras
paterna y materna.
Sin embargo, al llegar
la adolescencia la persona empieza una nueva etapa plagada de multiplicidad de
cambios biológicos, psíquicos entre otros. El adolescente que hasta poco tiempo
antes era dependiente de la familia y particularmente de los padres, ahora
comienza a descubrir que es capaz de pensar y buscar sus propias soluciones a
los problemas que le aquejan. Esto hace que la mayoría de veces trate de romper
los lazos que le unen estrechamente a la familia buscando una autonomía y entre
los más importantes está la dependencia hacia la misma.
Existe quienes proponen
que ante esta disyuntiva se debe tomar una posición conciliadora, es decir,
donde no exista una ruptura entre la dependencia y la autonomía “Frente al mito del conflicto
intergeneracional, la literatura científica confirma las buenas relaciones
actuales entre los adolescentes y sus padres. Se ha comprobado que el estilo
educativo democrático de los padres, donde hay un equilibrio entre control y
autonomía, muestra su eficacia en el desarrollo óptimo del adolescente y en la
menor probabilidad de comportamientos problemáticos.” (MONTAÑÉS,
Martha. Influencia del contexto familiar
en las conductas adolescentes) Esto expresa la conexión que pude
existir entre la autonomía del adolescente y la dependencia hacia sus padres si
las condiciones formativas y educativas de estos últimos se inclinan hacia la
participación activa de las dos partes (padre e hijo) en un ambiente de
tolerancia, respeto y diálogo.
Gran importancia tiene
el elemento de la autoestima, por él, el adolescente aprende a respetarse a sí
mismo y a los demás como otros “yo”. Ahí se reconocen cualidades pero también
defectos, se asume a la persona como un ser capaz de logros pero que, a su vez,
no deja de ser imperfecta.
Por otro lado, es
prudente favorecer el sentido de identidad, que hace que el adolescente se
descubra como único e irrepetible pero como un individuo que necesita del
contexto familiar para continuar su desarrollo. Importantes son también el
desarrollo fisiológico, los valores como el respeto y la tolerancia, así como
el buen manejo de las emociones, todos y cada uno de estos elementos hará más
factible el desarrollo personal y evitarán en mayor medida conflictos entre
padres e hijos y por ende la ruptura entre autodeterminación y dependencia.
Como he expuesto, la
familia juega un papel crucial en la formación y desarrollo del adolescente. No
puede entenderse que dicho proceso tenga buenos resultados sin la dimensión
familiar. Aún así no es tarea fácil lograr conciliar ambas realidades
familiares dependencia y autodeterminación. Pero el mérito está en el esfuerzo
constante que los padres hagan por establecer las condiciones necesarias para
que esto ocurra ya que la familia no puede ni debe ser excluida del proceso de
desarrollo de las personas, ya que es y será siempre espacio privilegiado que
favorece Dicho desarrollo.
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