#ViveFeliz
Texto del Evangelio: Lc.11,27-28: "En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las turbas, una mujer de entre el gentío levantó la voz diciendo:
-¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron! Pero él repuso:
-Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!"
¡Palabra del Señor!
REFLEXIÓN PARA LA VIDA
Por : Mtro. Gilberto Ballinas
Hoy, la liturgia nos da un hermoso texto para reflexionar sobre la importancia de, que todo auténtico cristiano, contemple la "Palabra de Dios" y la haga suya, su propia vida.
Dice San Lucas que, mientras Jesús predicaba sus enseñanzas a una multitud de personas, una mujer "levantó la voz" para alagar al Maestro, diciendo : "¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!" ¿Cuál habrá sido la alegría que experimentó esa mujer, al escuchar las bellas palabras de Jesús que le llevó a interrumpirle? Tuvo que haber sido un mensaje hermoso.
Con su respuesta "Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen!", Jesús no menosprecia la figura materna de su Madre, la Virgen María. Con su respuesta quiere aclarar a la mujer y a todos los presentes que, de nada sirve escuchar los mandatos de Dios si no se practican, si no se viven.
Nuestro mundo actual vive momentos muy difíciles, donde son ya muchas las personas que, debido a la ignorancia y la idea absurda de una plena autosuficiencia (vivir conforme aquello que me agrada, me satisface, sin importar el orden natural y moral, menos el religioso) se deja llevar por corrientes de ideas que relativizan temas esenciales como: la dimensión sexual de la persona, la reproducción humana, la concepción de la vida, etc., que derivan en un problema serio para la humanidad, al hacer relativa la vida misma, al no existir, ya, la posibilidad de una verdad.
Para los cristianos, la verdad es Cristo. Sólo Él (su palabra contenida en los santos evangelios, y su testimonio de amor en la cruz) puede dar sentido a lo que, esas absurdas corrientes que hoy sacuden al ser humano amenazando con llevarlo a la destrucción de sí mismo, la vida.
Escuchar y cumplir la palabra de Dios, vivirla cada vez más, es la sabiduría suprema. Quien viva de manera diferente (libertinajes, excesos, placeres desenfrenados etc.) y contrario a sus enseñanzas (el Bien, la Justicia y el Amor) está destinado al sufrimiento, a morir, eternamente.
ELEVO UNA SÚPLICA, A CRISTO, POR TI :
¡Oh Dios eterno! Que en tu sabiduría nos enseñas el camino de la verdad, que es Cristo, tu hijo muy amado. Te suplico por la (el) que ahora me lee, para que lo ilumines con la luz de tu Santo Espíritu, y pueda descubrir que en el cumplimiento de tu Palabra está la auténtica felicidad y la vida eterna. Amén.
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