José Gilberto Ballinas Lara
Es muy probable que en el mundo actual, cada vez más carente de sentido, valores y principios humanos, la mayoría de las personas no se percaten de los problemas vitales que causan la acelerada deshumanizacion.
La excesiva ola de violencia social, política, cultural y educativa (como la imposición de nuevos estilos de convivencia ajenos a la naturaleza y razón humanas, o el adoctrinamiento degenerativo y perverso que se realiza sobre los infantes y adolescentes) es ya un acontecimiento que marca las pautas para una nueva sociedad inhumana, donde ni la ética, ni los valores tengan ingerencia sobre la vida y el actuar de todos.
Sólo algunos pocos vemos la problemática y los alcances que pueden tener en nuestra sociedad y familia. La búsqueda de la verdad, el bien, del amor, se ha convertido en una labor obsoleta. Cada vez se piensa menos y se actúa más por conformidad de grupos o de las masas. La voluntad y la libertad se reducen a una imitación esclavista. El conocimiento que ayer generaba sabiduría hoy se despide del hombre y da paso a la mas absurda ignorancia.
¿Ante este panorama desolador puede hacerse algo? La misma interrogante lleva implícita la necesidad de actuar en consecuencia. En primera instancia, es urgente tomar conciencia del enorme problema y cómo éste nos alcanzará irremediablemente.
Luego, considerando nuestros principios y valores, formular una postura racional y humana que favorezca el cultivo y desarrollo de estos elementos esencialmente humanos, en nuestra persona y familia. De ese modo se establecen bases familiares sólidas que contrarrestan la ignorancia y los antivalores. El intelecto y la razón deben persistir sobre las falacias actuales. La voluntad orientada al bien debe acompañar a la auténtica libertad. La moral y la ética se deben vivir, cada vez más, en casa.
Hagamos conciencia y dejemos el sin sentido y la conformidad. Rescatamos nuestra realidad humana desde la raíz, desde la familia, antes que sea demasiado tarde.
Comentarios
Publicar un comentario