José
Gilberto Ballinas Lara
El
hombre es un ser que incansablemente se pregunta sobre los afanes de su vida,
el sentido y finalidad de la misma, sobre su propio ser. ¿Por qué se cuestiona
tanto? ¿Por qué busca y pregunta, no está satisfecho con lo que le manifiestan
las cosas que le rodean? Según parece ¡No! Claramente percibe y sabe que las
cosas no son por sí mismas, sino que indican más allá de sí. El hombre mismo
vive la limitación y carácter transitorio de la vida y se pregunta a través de
ella y de las cosas por lo absoluto, independiente e ilimitado, mismo que sería
soporte de todo y lo haría posible.
De
este modo, el hombre indaga todo en busca del Absoluto. “Si elimino algo absoluto, otro toma su lugar inmediatamente”
expuso alguna vez Karl Theodor Jaspers
(filósofo alemán). Otros han expuesto que la búsqueda más grande es la que se
hace por descubrir lo infinito, al ser necesario, la causa definitiva de todo.
En
la búsqueda de la verdad está el fin último del hombre, ella dará la felicidad
absoluta, pero no cualquier verdad, sino la verdad en último término, absoluta.
Es a esta verdad absoluta, a esta búsqueda del infinito, de la causa
definitiva, a lo que los que nos adentramos, al menos un poco, en la reflexión filosófica
llamaríamos Dios, así como el ser humano en general le denomina al Absoluto.
La
pregunta sobre el Absoluto (Dios) ha estado presente, históricamente hablando, en todos los filósofos. Todos sin excepción se
han topado con esta pregunta, y, como buenos pensadores, han tratado de
responder con sus propios argumentos, a favor o en contra, pues ha habido filósofos
que han tratado de desplazar a Dios, negarlo. Sin embargo, aún así, estos últimos
se han encontrado con la pregunta sobre el Absoluto.
Tengo
que decir también, que si Dios es el concepto más difícil de alcanzar, también es
el más inevitable de la razón. Por eso la pregunta sobre Dios es universal
puesto que alcanza a todo ser humano, y aún cuando hay quienes exponen que la
pregunta sobre Dios es sólo de importancia histórica y que no incide en la vida
del ser humano de hoy, esta fascinante pregunta, la más radical y definitiva de
todas, subsiste, ya que el sentido de la vida del hombre, su felicidad se ven
afectadas por la actitud que él mismo toma ante dicha pregunta. Tales
actitudes, como he dicho, pueden ser positivas o negativas, pero
irremediablemente, todo hombre tiene que tomar una de las dos posturas y la que
elija incidirá radicalmente en su vida.
Termino argumentando que Dios
no será jamás tema superado, es preciso hacer frente a la pregunta sobre Él, ya
que evitar responderla, es inconcebible para un ser humano en condiciones
normales, es absurdo. La pregunta sobre Dios es y será siempre actual.
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