José
Gilberto Ballinas Lara
Comienzo diciendo que considero la educación especial como una necesidad de primer orden en cuanto a educación se refiere.
Vivimos
en una sociedad que está abriendo los caminos para sacar del abandono a todas
las personas que tienen capacidades diferentes, adoptando, cada vez con más
fuerza, una actitud de integración más que de rechazo hacia este grupo
vulnerable.
Es
importante continuar haciendo estos esfuerzos por integrar a la vida social a
estas personas, ayudarles a desarrollar sus capacidades en todos los aspectos
para ellos poder ponerlos al servicio de la sociedad.
Es
tan importante lo que las escuelas de educación especial hacen al respecto y es
digno de aplaudirlo, pero, aún falta mucho por hacer: por ejemplo, concientizar
más a los formadores para que tengan un visión de persona y no solo de sujeto una visión que involucre,
sí, los aspectos psíquicos, del educando pero también el aspecto moral, ético y
, porqué no, hasta espiritual del mismo, de ese modo, su labor será mucho más
acertada y ser verá reflejada en un proceso del aprendizaje más claro y con
mejores resultados.
Por
su parte, el Estado debe intensificar los trabajos en pro de una mejor formación
de docentes especializados en la educación especial, cultivando en los docentes
una visión personalista que, como he dicho antes, estudie y enfrente al ser
humano como persona íntegra independientemente de las limitaciones físicas que
este pudiera tener.
Por
otro lado, no está demás insistir a los padres de familia, en especial a
aquellos que no aceptan la idea de tener un hijo (a) con capacidades
diferentes, a asumir su responsabilidad como primeros educadores, fomentando de
igual manera la formación de sus hijos pero de una manera integral (psicológica,
fisiológica, espiritual y racional). De este modo, pues, el esfuerzo conjunto
en la educación de ellos, padres de familia y docentes, estará encaminado a obtener
mejores resultados y por supuesto, nuestros jóvenes podrán ir superando las barreras
que encuentran en su camino y que muchas veces no son causadas tanto por su
discapacidad, si no por la marginación y olvido en el que se les tiene.
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